11:57 a. m.

Linux y un Divorcio


Sí, definitivamente Linux ha roto la relación con mi querido computador.

La mayoría de días cuando enciendo mi PC me encuentro perdido, no necesita nada de mí y eso me hace sentir extraño. Arranca solícito cuando pulso el botón de encendido pidiendo amablemente que me identifique y ya está, presto y dispuesto a trabajar. ¿No necesitas nada? -le pregunto- y él me contesta con un: estoy bien, gracias, espero tus órdenes.

Mucho le ha cambiado el carácter a esta máquina desde que decidí vestirlo con un traje distinto al de Almacenes Microsoft. Recuerdo aquellos felices tiempos en que nada más saludarnos me suplicaba tembloroso... por favor actualiza el antivirus, tengo miedo de ponerme enfermo. ¿Has comprobado si hay algo nuevo para el Ad-aware?, un amigo mio ha cogido un spyware terrible y lleva tres días en cama. Tampoco olvides darme el jarabe para la Ram, si no lo tomo enseguida me marearé y no sabré donde colocar los programas en la memoria, empezaré a desvariar poniéndolos en el disco y tú te enfadarás conmigo por ir demasiado lento. Ayer no me defragmentaste y tengo revuelto el disco duro, si me pierdo un poco buscando trozos de programas por todos lados no te enojes demasiado, ¿vale?. ¿Miraste el registro?, creo que aún hay restos de la fiesta de ayer con aquellos programas y si no se llevan todas sus claves terminaremos jodiendonos.

Entonces yo pasaba muchos horas todos los días ocupándome de la salud de mi PC y aquello nos unía creando unos lazos de auténtica amistad. Hoy me molesta que no me necesite, bueno sí, de vez en cuando me pide que le haga una actualizacion pero nada más. Está más distante, se ha vuelto autosuficiente y hemos perdido esas maravillosas horas de complicidad buscando programas y números de serie por todo Internet. Si quiero instalarle algo sólo consiente que le ordene un 'aptitude install' y claro, no es lo mismo, en cinco minutos obtiene lo que necesita pero ¿y yo?, ¿y mis necesidades?, eso parece no importarle demasiado y me dice orgulloso... 'este, querido amigo, es el precio de la libertad'.

Richard, Linus, lo habéis conseguido, ahora sólo uso mi máquina para trabajar. Lo que antes hacía en tres horas hoy lo hago en una, me estáis apartando de mi amigo y algún día tendremos que vernos las caras.

Comments (2)

Muy bueno el cuento, pero para que si es verdad, ahora no tenemos discusiones con el PC, ya no hay peleas ni conciliaciones, se acabaron las rogaderas para que hiciera algo, ahora el solito lo hace a veces sin pedirle que lo haga...

Saludos Linuxeros y mis lamentos para los demas...

Un blog muy LINUX, muchos saludos, espero visitarlo frecuentemente

Bye